En un partido con final caliente, la gran polémica de la noche estuvo enfocada en el tanto que le anularon a Matías Suárez -mediante el VAR- por una presunta mano por parte del atacante.

La obligación de ganar la tuvo River desde el vamos por la derrota de la ida. Ante ello, los dirigidos por Marcelo Gallardo tomaron la iniciativa y tuvo a un Julián Álvarez como la clara figura.

Por su parte, Vélez apostó a ser un equipo más compacto y sacrificado, que le permitió cerrarle los caminos al local y además, poner en aprietos a su rival con los remates de Walter Bou y luego de Lucas Janson, ambos resuelto de gran manera por el arquero Franco Armani.

Con el correr de los minutos, la intensidad de River se fue diluyendo y los opciones de profundizar en ataque se fueron agotando ante un fortín que le permitió jugar hasta tres cuartos de cancha pero que nunca lo dejó amedrentar al portero Lucas Hoyos.

En el complemento se vio un River que desplegó su mejor faceta: Los ingresos de Juan Fernando Quintero, Esequiel Barco y Suárez le dieron una inyección de frescura y con más decisiones correctas que erradas acecharon a un Vélez que ya no se mostró solido en defensa.

Todo era del local y pasada la media hora de juego se desató la gran polémica de la noche y de la llave: Barco desbordó por izquierda, lanzó el centro y Matías Suárez conectó de cabeza para poner las cosas 1-0, sin embargo, el VAR llamó a Roberto Tobar y luego de varios minutos -en el que no se logró confirmar el contacto- el árbitro anuló el tanto al cobrar que el delantero tocó la pelota con la mano.

Luego de la mencionada determinación, el partido no volvió a ser el mismo. River protestó hasta el final el tanto anulado y reclamó toda jugada que transcurrió, por su parte, Vélez aprovechó el nerviosismo y desesperación del rival y se afianzó al empate que lo depositó a la próxima instancia.