Un caso polémico

La posible destitución de Kueider tiene implicancias políticas de gran magnitud. Su voto fue clave para la aprobación de la Ley Bases, alineándose con el oficialismo a pesar de no pertenecer a La Libertad Avanza. Sin embargo, su continuidad en el Senado es vista como un "balazo a la credibilidad" de la Cámara, según expresó el senador Luis Juez.

En caso de su destitución, su banca sería ocupada por Stefanía Cora, legisladora de La Cámpora, un escenario que el oficialismo busca evitar para no perder un asiento estratégico en el recinto.

Villarruel y la presión política

Villarruel, quien ya analiza los antecedentes de sesiones extraordinarias, está bajo presión de sectores que exigen su firma para habilitar la sesión, mientras el presidente Javier Milei mantiene el control sobre el temario legislativo. Desde la Casa Rosada, se observa con cautela la decisión de reabrir el Senado, evitando que el caso de Kueider exponga aún más fisuras internas en el gobierno.

Por su parte, Cristina Kirchner, exvicepresidenta y figura central del peronismo, presionó públicamente a Milei y Villarruel a través de sus redes sociales, enfatizando que “los senadores peronistas exigen la sesión para remover a Kueider”.

¿Un precedente para legisladores procesados?

El caso de Kueider no solo afecta al Senado. Desde el oficialismo y La Libertad Avanza surgieron voces que proponen la destitución de todos los legisladores procesados o con condenas penales. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, incluso sostuvo que "hay que sacar a todos y de paso limpiamos bastantes".

Un número difícil de lograr

Para que la destitución de Kueider prospere, se necesitará el apoyo de dos tercios de los senadores presentes, un desafío considerable en un contexto político polarizado y con legisladores ya enfocados en sus distritos.

¿Qué está en juego?

La decisión que tome Villarruel no solo definirá el futuro de Kueider, sino que también pondrá a prueba el frágil vínculo entre ella y Milei, así como la capacidad del gobierno para mantener su cohesión interna.

El jueves será un día clave para la política argentina, con un debate que promete agitar aún más las aguas de un Senado ya cuestionado por su credibilidad.