Así el Tiburón se aseguró de quedar como único líder con dos puntos de ventaja sobre su más inmediato perseguidor a falta de tan solo tres fechas para que finalice el campeonato.
Gimnasia se puso en ventaja en el amanecer el partido con un golazo de Alejandro Frezzotti a los 3′. El capitán fue lo mejor que mostró el equipo de Martín Astudillo. Corrió y metió. El único que supo como jugar un partido clave, el único que entendió que había que ganar. Los otros diez decepcionaron, mas allá que Aldosivi llenó de patadas y buscó el juego violento los 90 minutos. De hecho, mandó a hospitalizar a Maki Salces por un codazo en el aire de Lucas Kruspzky, que se fue expulsado.
El lobo jujeño fue casi una maravilla el primer tiempo, se lució con juego justo y al pié y de hecho pudo ser la diferencia mucho mayor pero la actuación del arquero visitante, Sebastián Moyano, impidió mas goles antes del entretiempo.
Ya en la segunda parte, se creyó que Astudillo había alertado a su equipo que el Tiburón saldría con todo a empatar y quizá llevarse el partido. Al parecer al técnico del lobo se le pasó por arriba una regla clásica y técnica del fútbol de todos los tiempos: matar o morir. Y al lobo lo excedió la confianza y en cinco minutos una ráfaga marplatense dejó al descubierto el desastre del fondo de Gimnasia. Dos goles que fueron letales y de campeón. ¿Casarino, Manchot, Matricardi y Ferreyra son los culpables de quedar casi afuera de todo? ¿Astudillo erró otra vez los cambios?, resuenan las preguntas una y otra vez.
La próxima del lobo será el sábado ante un necesitado All Boys, luego tendrá su último partido de local frente a Mitre de Santiago del Estero y cerrará el campeonato ante Deportivo Morón.
De las últimas tres fechas, Gimnasia consiguió un punto de los nueve jugados. Y quedan nueve puntos por jugar. A pesar que este domingo se diluyó la máxima aspiración de pelear para ser campeón, resta aún la esperanza de sumar para poder entrar, al menos, al octogonal por el segundo ascenso. Y nada más.