Shakira está operada de una hernia desde hace dos meses. Ha pedido en reiteradas oportunidades, con el certificado médico correspondiente, que se la interne para concluir estudios médicos vinculados con un problema que tiene desde la intervención quirúrgica, que le produce mucho dolor. Sin embargo, nunca han autorizado dicho pedido. Cuando bajaba las escaleras del Tribunal Oral Criminal N 3, que ayer la condenó sin pruebas por el robo de una cámara doméstica denunciado por el equipo de Lanata, una de las oficiales que la acompañaba le reclamó que descendiera tan lento y le cuestionó el calzado que se había puesto para ir al juicio, unas botas con un taco bajo.

Luego, ya nuevamente en la unidad carcelaria, una de sus visitas le dijo que le habían negado ingresar unas flores plásticas que le había llevado por segunda vez. Según Mirta Guerrero, ya habían solicitado la autorización correspondiente. Si bien éste puede parecer un dato menor, en la vida cotidiana de la cárcel se suma al hostigamiento que reciben las presas políticas alojadas allí.

Cuando la oficial de apellido García le indicó a Mirta Guerrero que el jefe no la atendería porque ya se había retirado, Shakira reclamó: “qué necesitan, ¿que me corte para que me atienda? Diganle a Gerardo que si quiere un muerto, aca lo va a tener”. Luego fue al baño. Sus compañeras, preocupadas al ver que no salía comenzaron a golpear la puerta. Una de ellas se asomó y vio la escena. Dos internas lograron entrar y sacarle la toalla y recién allí intervino personal del servicio penitenciario.