El Papa Francisco destacó “el asombro ante las obras de Dios y la fidelidad en las cosas sencillas" de María de Nazaret, en el marco del Día de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María que se conmemora cada 8 de diciembre.

Luego de las dos últimas retransmisiones del rezo del Ángelus desde Casa Santa Marta, debido a su infección pulmonar, el Papa regresó este viernes a la Plaza de San Pedro para pronunciar la tradicional oración mariana en el Día de la Virgen.

Encomendémonos a nuestra Madre, rezando en especial por la paz, la paz en Ucrania, la paz en Palestina e Israel, y en todas las tierras heridas por las guerras. Pidamos paz, que los corazones se pacifiquen, ¡que haya paz!

En esta ocasión destacó las actitudes de “asombro ante las obras de Dios y la fidelidad en las cosas sencillas” de la Virgen María, según informó la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).

“Precisamente por su sencillez mantuvo puro aquel Corazón Inmaculado con el que, por gracia de Dios, había sido concebida”, sostuvo el pontífice, mientras indicó que “para acoger los grandes dones de Dios, es necesario saber atesorar los que son más cotidianos y menos visibles”.

“Es con su fidelidad diaria en la bondad que Nuestra Señora dejó crecer en ella el don de Dios”, agregó.

Cabe destacar que el 8 de diciembre se recuerda la Inmaculada Concepción de María que, según la tradición católica significa que fue concebida sin el “pecado original”, y se celebra nueve meses antes de la celebración de la Natividad de la Virgen el 8 de septiembre.

Esta festividad se celebró por primera vez en España en el año 1644, pero fue declarada como día festivo en 1854 por el Papa Pío IX.

En la Argentina, el 8 de diciembre fue incorporado a la nómina de feriados nacionales con la sanción de la ley 24.445 el 23 de diciembre de 1994, durante el gobierno de Carlos Menem.