La globalización de las comunicaciones, las redes sociales y el auge del instante, hoy nos traen imágenes espeluznantes. Y no voy a pensar el conflicto Palestina-Israel en términos históricos ni geopolíticos, sino en la potencia de la palabra “Paz”.

Llevamos la década del 20 de este siglo XXI con una guerra entre Rusia y Ucrania, con enfrentamientos en medio oriente como el de esta semana. Nos llegan las imágenes y las crónicas del horror.

Qué lejos nos queda y qué tan repentino. Un solo click y podemos ver un video con una periodista hablando a cámara y un edificio que estalla. O prender la tele y ver largas colas para comprar o vende divisas, y el pánico y la desesperación por la cercanía del precipicio.

Y la palabra Paz está asociada a la idea de serenidad, de No-conflicto, a la idea de algo armónico, tranquilidad. A la ausencia de guerra.

Sin embargo, atravesamos estos días, crispados, preocupados, alterados. Y eso que ningún caza bombardero nos atacó, ni que ningún misil de largo alcance impactara sobre el techo de nuestro hogar. Pero algunos realizan declaraciones y el valor del dólar se altera. Otros toman medidas y no sabemos si le echan nafta al fuego o buscan quemar la pradera para arrasar con todo.

Entonces nos levantamos, hacemos una meditación, tomamos un té verde, ponemos una música especial, practicamos “mindfulness” y salimos a la calle, a la jungla de cemento. Pero… resulta que está en doble fila con su auto un padre del colegio y nos paramos sobre la bocina del auto, cruza mal un peatón y bajamos la ventanilla y le dedicamos nuestro insulto más largo, vamos al cajero y la cola es más grande que la peregrinación a Río Blanco o Punta Corral.

Así estamos.

A veces miramos nuestro propio ombligo, el de la Argentina y el nuestro, pensamos en que solo nosotros pasamos por lo que pasamos.

No puedo seguir describiendo el dolor y el desgarro. Me quedo pensando en que si este mundo se encamina hacia dónde va: hacia la guerra, el calentamiento global y los conflictos desatados por facciones que promueven democracias liberales. Me quedo pensando en que si 1989-1991 volvieran de la mano de un candidato con patillas que reivindica a un presidente que también las usaba. Y que con sus declaraciones solo busca hundir la economía lo mas profundo para poder llevar adelante su plan económico. Atravesamos días complicados, tenemos que estar pillos y no caer en la desesperación.

Ese pesimismo tiene un solo sentido, salir mañana e intentar mejorar el mundo en el metro cuadrado que me toque estar. Aunque sea por un solo segundo de Paz.

Así como dice Carlos Alberto García Moreno, más conocido como Charly García:

“Y damos vueltas a la heladera y solo queda un limón sin exprimir
Nos divertimos en primavera
Y en invierno nos queremos morir
Estás buscando un porro de papá
Estás buscando un saco de mamá
Porque si nada queda, nada da
Estás buscando un incienso ya
Estás buscando un sueño en el placard
Estás buscando un símbolo de paz”.

Por Diego Citterio
Historiador, docente universitario, investigador del CONICET Jujuy