Fue un primer tiempo cambiante, con un Lanús que salió con todo para revertir el 0-1 de la ida. River sufrió hasta el cuarto de hora, cuando Ignacio Fernández se inspiró, fue bajado dentro del área y generó un penal en el que Ignacio Scocco no perdonó.

Con La Banda aún festejando el tanto de Nacho, un tiro libre perfectamente ejecutado por el Pity Martínez encontró sorprendido a Andrada, que dio rebote. Gonzalo Montiel fue más rápido que todos y la mandó a guardar. Hasta ahí, una noche soñada.

Encima, River fue claramente perjudicado con un penalazo no cobrado por Roldán, además de una escapada de Scocco, que fue bajado cuando se iba sólo y que para el árbitro significó apenas una tarjeta amarilla.

Para colmo, en la última jugada del primer tiempo, José Sand -cuándo no- descontó y puso el 1-3 en el global, para darle incertidumbre a la revancha.

El segundo tiempo fue una pesadilla. Al minuto, Sand igualó la revancha, para que luego Acosta pusiera el 3 a 2 (3-3 global) dentro de un contexto insólito, con un River dormido que no supo qué hacer.

Encima, faltando 25 minutos, Montiel cometió penal. En esta jugada el mamarracho de Roldán sí pidió el VAR y dio correctamente la ejecución para Lanús. Era penal, sí, como la de la mano que no cobró. Pero fue el 4-3 definitivo para el local.

Y así se terminó el sueño, con un robo arbitral y un paupérrimo segundo tiempo de River, que dejó escapar una chance increíble para volver a jugar una final continental.

Fuente: La Página Millonaria