Las mascotas brindan compañía y amor incondicional a sus tutores, sin embargo, también es importante tener presente que existen algunas enfermedades que pueden transmitirse entre las personas y los fieles compañeros de cuatro patas. Por eso, en el Día Mundial de la Zoonosis, es una oportunidad para recordar que la salud animal y humana están interconectadas.

Actualmente, el 75 % de las enfermedades humanas infecciosas emergentes tienen origen animal y el 60 % de los agentes patógenos que causan enfermedades humanas tienen su origen en los animales domésticos o silvestres.

A pesar de esto, es innegable que a las personas les gusta compartir espacios comunes y caricias con sus mascotas, por ese motivo es necesario protegerlas para cuidar la salud del hogar.

Para tener en cuenta: tres enfermedades de origen animal que pueden afectar las personas

●      La rabia, la leptospirosis y la leishmaniasis visceral son enfermedades potenciales y prevenibles.

●      Un patógeno zoonótico puede variar en bacterias, virus, parásitos o agentes no convencionales que pueden transmitirse por contacto directo o por alimentos, agua o medio ambiente.

Rabia:

El virus presente en el animal infectado se puede transmitir a través de la herida causada por una mordedura o bien cuando el animal lame una parte del cuerpo de la persona lastimada recientemente.

Leptospirosis:
Es una enfermedad silenciosa que puede afectar la salud de las mascotas y de las personas. Es una zoonosis de gran distribución mundial, que se transmite por una bacteria llamada Leptospira, que puede estar presente en la orina de los perros. Las ratas y los perros infectados son los principales transmisores en personas.

Hay un alto nivel de contagio en zonas urbanas, la forma habitual de contagio se da cuando el animal o persona tiene contacto con el fluido contaminado (orina o excremento) de un perro o una rata portador de la bacteria.  

Los perros con esta enfermedad pueden presentar falla renal o en el hígado. Además, los perros también pueden manifestar fiebre, vómitos, inapetencia, deshidratación, dolor generalizado en los músculos, problemas de circulación y coagulación en la sangre; las mucosas y piel pueden tornarse amarillos e, incluso, llegar a la muerte del animal.

Leishmaniasis visceral:

La infección se produce a través de la picadura de un insecto volador, más pequeño que un mosquito, llamado flebótomo que actúa como transportador de un parásito microscópico llamado Leishmania chagasi, responsable de la enfermedad. Lo que hay que remarcar es que la leishmaniasis visceral canina es una enfermedad de gran impacto para la salud de los animales y las personas.

Según estimaciones, se registran 3.500 casos por año, con una tasa de letalidad del 7% y se han registrado en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela[7]. 
Los signos clínicos de la leishmaniasis varían ampliamente, en los perros las principales son las lesiones en piel, la pérdida de peso o pérdida de apetito, la linfadenopatía local o generalizada, las lesiones oculares, el sangrado nasal, diarrea, anemia, falla renal y muerte.

Prevenir es cuidar.

Para todas estas enfermedades zoonóticas, la principal estrategia es la prevención. Para cada una de ellas existe una serie de recomendaciones:

●      En el caso de la rabia se debe vacunar a los perros y gatos desde los 3 meses de edad y una vez por año durante toda su vida. 

●      Para la leptospirosis también es importante vacunar al perro y combatir roedores en domicilios y alrededores.

●      Para la leishmaniasis se recomienda tomar medidas de prevención estratégicas y complementarias. Por ejemplo, productos con efecto repelente e insecticida como collares para colocar en los perros (son la mejor opción porque ofrecen protección durante 1 año) y medidas de control ambiental para evitar la proliferación del vector.

●      Ante la aparición de síntomas, dudas o consultas se debe consultar al profesional veterinario.

●      No automedicar al animal.

●      Mantener el calendario de vacunación al día.

●      Mantener a la mascota libre de parásitos internos y externos.