Esa imagen y muchas como esa fueron las representaciones que utilizaron revistas como Billiken y Anteojito para ilustrar las explicaciones sobre acontecimientos del pasado de nuestro país. Establecieron una lógica de análisis y explicación para las infancias de la década del ´70, ´80 y ´90. Una lógica que explicaba el por qué y luego solo pasó a describir el qué.

Sobre esa lógica muchos nos hemos educado, pero con el correr del tiempo, con otras lecturas y profundizando análisis, pudimos complejizar las explicaciones sobre nuestro pasado.

Pero el presidente Milei y su hermana Karina, parece que no.

Una lógica de bronce donde cualquier ser humano entiende que nunca va alcanzar a ser como San Martin, Belgrano o Sarmiento. Por que la idea de “Prócer” según la RAE es de eminente, elevado o alto.

Pero -por suerte- pudimos desandar esos relatos que nos muestran a figuras inalcanzables o impolutas

Pudimos saber a través del cine de Leopoldo Torre Nilson -siguiendo a Ricardo Rojas en el Santo de la Espada- que San Martin cruzó Los Andes en camilla. O que Belgrano y ese mito de una voz aflautada que hacía preguntarse a muchos sobre su orientación sexual, quedó derribado a medida que se conocieron sus amoríos en Tucumán.

Vivíamos y leíamos la historia como algo que era solamente importante por haber acontecido en el pasado. Nos olvidamos que la historia sirve para responder preguntas que nos hacemos en el presente. La crisis de 2001 despertó en nosotros una necesidad enorme de explicar por qué nos había pasado lo que nos pasó.

El gobierno de Cristina Fernández construyó una narrativa histórica que podíamos compartir o no.

Bueno, ahora Javier Milei y su hermana Karina, nos cuentan qué piensan del pasado ellos. Poniendo a Carlos Saúl Menem como prócer de la Patria. 

Volver a los ´90 es su objetivo, pero no en el marketing de la nostalgia recordando programas o grupos musicales, sino aplicando las mismas políticas que su presidente admirado. Y en ese pasado reivindicado por este Gobierno también están los muertos de la fábrica militar de Río Tercero en Córdoba, la Embajada de Israel, la Amia, los despedidos de Altos Hornos Zapla, YPF, ENTEL, Aerolíneas y Norma Plá.