Esta semana me crucé con personas, algunos amigos, otros conocidos, otros padres de compañeros de mis hijas de la escuela. Y a veces no preguntaba, pero no por miedo, ni porque no quería escuchar su visión, sino porque sus gestos me lo decían todo.

Gestos que en un diciembre caluroso y llovedor, en un diciembre que las fiestas nos ponen un poco más sensibles, que hacemos balances y vemos que ni el superávit ni el déficit personal nos agobian tanto como el que nos taladran en los medios, el fiscal.

Y entonces digo qué puedo decir, no quiero escribir pesimismo y desazón. Aunque debo ser realista. Y voy a la poesía y la música, que me ayude a escribir esta última columna del 2023.

Y diciembre para muchos es el mes donde se celebra la buena noticia del nacimiento de Cristo. Y el poeta cantando me dice:

Jerusalén Año cero fue el lugar

Donde ocurrió o donde no.

Fue enemigo del Imperio

Y amigo de la palabra

Decía que todo era para todos

Se dice que enseñaba a los pastores

A compartir las ovejas

Y a cuidarse de los lobos”

Quizá deberemos volver a ser comunidad, a pensar en el otro, en el que se cae, el que se está por caer y si somos nosotros los que nos estamos cayendo, pedir ayuda, buscar solidaridad, no aceptar lo que se nos impone como la realidad, la nueva Argentina, la del ajuste y pobreza como algo dado e irrevocable.

El poeta me canta y no puedo contener las lágrimas:

Aunque la cruda economía

Ha dado luz a otra verdad

El mundo tiene la razón

Puesta en el pan, en el diario

Ese señor rudimentario

Que nos dará la absolución

Ciega la vida nueva es

Como un verso al reves

Como amor por descifrar

Como un dios en edad de jugar

Trino

Vete al destino, al punto que será final

Juega a lo que no jugué

Y canta que, aunque sin rey mago sigo en pie”

Sigo tecleando y pensando cómo decirte querido lector, que esto ya lo vivimos, que nuestro pueblo supo salir y pelear crisis como estas. Que quizá los engaños y resignaciones, las ideologías de la derrota sean parte del revival noventista y las patillas, que la pelada de algún funcionario recuerde la calvicie de algún superministro, pero que pasaron, que sus recetas dejaron caídos, muertos y derrotados. Que no debemos permitir que nuestro tejido social se siga desgarrando, que no nos de lo mismo.

Porque un día nos levantamos y pudimos andar, por eso como dice el poeta te invito:

“Vamos andar en verso y vida tintos

Levantando el recinto del pan y la verdad

Vamos andar matando el egoísmo

Para que por lo mismo reviva la amistad

Vamos andar hundiendo al poderoso

Alzando al perezoso, sumando a los demás

Vamos andar con todas las banderas

Trenzadas de manera que no haya soledad

Vamos andar para llegar

A la vida.”

Por Diego Citterio
Historiador, docente universitario, investigador del CONICET Jujuy