Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la Canasta Básica Total (CBT) para una familia estándar de cuatro personas alcanzó los $596.823 en enero, mientras que la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte) llegó solo a $555.269 en el mismo mes.

Este desequilibrio económico describe un duro golpe para los asalariados formales, cuyos ingresos ya no son suficientes para cubrir las necesidades básicas de sus familias. La situación se agrava aún más si se considera que el salario promedio está calculado antes de los descuentos, lo que significa que el sueldo de bolsillo es aún más bajo en comparación con el costo de vida.

Lo preocupante de esta situación es que no es un fenómeno normal. Desde que el Indec retomó la medición de la CBT en 2016, es la primera vez que el salario promedio cae por debajo de la línea de pobreza. Esto evidencia una crisis económica sin precedentes, exacerbada por la escalada inflacionaria desatada en los últimos meses, y particularmente desde la asunción de Javier Milei y con la política económica de Luis Caputo.

La brecha entre el salario promedio y el costo de vida es cada vez más amplia, dejando a miles de trabajadores en una situación desesperada.