El menor vive con su progenitora y dos hermanos mayores en el pequeño municipio de Pinheiro, en el estado brasileño de Maranhao, en una precaria casa de adobe.

Cuando no tiene clases, acompaña a su madre en la recolección de residuos, contaba un medio internacional días pasados.

"Nunca tuve un árbol de Navidad en casa", afirma el joven, que sueña con ser futbolista profesional.
La imagen, recogida por un fotógrafo colaborador de la AFP, pronto levantó la solidaridad de muchos ciudadanos que no dudaron en realizar donaciones con las que la humilde familia pasará mejor las fiestas navideñas.

Un nuevo árbol de Navidad artificial con adornos, una bicicleta y cestas de comida son algunas de esas donaciones.

Tras el impacto provocado por la imagen, el alcalde del municipio se comprometió a pagarles una mensualidad de 100 reales (alrededor de 18 dólares) y a construir un vertedero público acorde con los estándares sanitarios.

A recordar el nombre y la imagen de ese niño con la pelota. El día de mañana puede ser un crack y esta historia volverá a ser contada.