En esta línea, los profesionales de la salud mental consideran necesario involucrar a toda la sociedad para colaborar con su prevención.

“Partamos de la base que una de las principales causas del suicidio es la presencia de un trastorno mental. Dado que la mayoría de estas condiciones tienen tratamiento, el suicidio en ocasiones, podría prevenirse”, afirma el Dr. Marcelo Cetkovich, Director Médico de INECO, quien asegura que un diagnóstico certero y a tiempo, es el primer paso para lograr el mejor tratamiento posible y una mejor calidad de vida.

Aunque gran cantidad de suicidios se producen de forma impulsiva en momentos de crisis, se estima que una persona con depresión tiene un riesgo de suicidio 21 veces superior al de la población general. En este sentido, si bien una de cada cuatro personas en el mundo padece una enfermedad mental, aún existe desconocimiento y alto estigma en la población general al respecto.

“El prejuicio que existe sobre las personas que padecen enfermedades mentales, incluida la depresión, sigue siendo un obstáculo a la hora de buscar ayuda. Por eso, una segunda acción que podemos hacer como individuos, es allanar el camino y combatir la estigmatización que existe sobre las mismas, para que quien esté con un padecimiento sienta la libertad y confianza de solicitar ayuda”.

En tercer lugar, y no menos importante, es necesario entender que quien se encuentra en este estado no lo elige, sino que, sus sentimientos, acciones, decisiones y pensamientos se ven afectados por el momento o enfermedad que está atravesando.

Según los especialistas: “Las personas que se encuentran atravesando esta situación poseen un alto nivel de dificultad para expresar sus sentimientos. Incitarlos a hablar, ayuda a que puedan poner en palabras lo que sienten, bajar su nivel de tensión y mostrarle las alternativas que tienen”.

Por último, se sabe que acontecimientos de esta índole afectan no solo a la propia persona, sino a su familia y entorno; pero los vínculos sociales podrían salvar vidas. “Generar vínculos sanos construidos sobre la base de una comunicación sana, el respeto mutuo y la confianza, donde las personas se sienten valoradas y respetadas, es de vital importancia”, concluyeron los especialistas.