“El Loco” Gatti, nacido en Carlos Tejedor el 19 de agosto de 1944, dejó una huella imborrable con su estilo único, su actitud provocadora y su innovadora forma de atajar, que lo llevó a crear una técnica propia conocida como “la de Dios”: un achique en el mano a mano arrodillado, con el pecho al frente y los brazos extendidos.

Su salud venía deteriorada desde mediados de 2024, cuando sufrió la pérdida de su esposa, Nacha Nodar. A esto se sumó una operación de cadera tras un accidente mientras paseaba a su perro. En los días siguientes, una infección derivó en un cuadro respiratorio agudo que finalmente no pudo superar.

El arquero récord

Gatti se retiró en 1988 con 44 años y ostenta dos récords históricos en el fútbol argentino: el de mayor cantidad de partidos disputados en Primera División (765) y el de mayor número de penales atajados (26, marca que comparte con Ubaldo Fillol).

Debutó profesionalmente en Atlanta en 1962, y luego defendió los arcos de River, Gimnasia y Esgrima La Plata, Unión de Santa Fe y, por supuesto, Boca Juniors, donde alcanzó la gloria entre 1976 y 1988. Allí jugó 417 partidos y fue campeón de los torneos Metropolitanos de 1976 y 1981, el Nacional de 1976, las Copas Libertadores de 1977 y 1978 y la Copa Intercontinental de 1977 frente al Borussia Monchengladbach de Alemania.

También tuvo paso por la Selección argentina, con la que disputó 18 partidos. Fue parte del plantel que viajó al Mundial de Inglaterra 1966 y participó en la Copa América de 1975.

Un personaje inolvidable

Gatti no solo será recordado por sus hazañas bajo los tres palos, sino también por su personalidad extrovertida, su melena rubia, sus frases provocadoras y su estilo de juego revolucionario para la época. En los últimos años vivió en España, donde se desempeñó como panelista en programas deportivos.

En 2020 había estado al borde de la muerte tras contagiarse de COVID-19, pero tras recuperarse bromeó: “Me han matado en todos lados, pero yerba mala nunca muere.”

Hoy el fútbol argentino despide a un ídolo diferente. Uno que se atrevió a cambiar las reglas del juego desde el arco, con locura, talento y corazón.