Con el gol del juvenil Aaron Anselmino, su primer tanto con la camiseta de Boca de manera oficial, el xeneize alcanzó los cuatro puntos y se puso como líder del grupo a una unidad de Fortaleza, que tiene tres y a tres de Nacional Potosí, con apenas uno. Trinidense quedó último sin sumar.

El equipo dirigido por Diego Martínez fue el claro dominador del partido, con más presencia en campo rival y con aproximaciones al área de Trinidense pero sin poder generar peligro para el arco visitante.

A pesar del dominio xeneize, el primer tiempo terminaría igualado sin goles.

Sin embargo, a los 26 minutos del complemento, Lautaro Blanco metió una pelota larga al área que conectó en lo más alto Anselmino con la cabeza para el 1 a 0 del xeneize. Resultado que se mantendría hasta el final.

La polémica de la noche se desató cuando el lateral peruano Luis Advíncula protagonizó una mano en el  área que pudo cambiar el rumbo del partido en La Bombonera.

Faltaban apenas minutos para el pitazo final cuando Advíncula, en un movimiento rápido, desvió la pelota con su brazo izquierdo dentro del área. La reacción inmediata del banco visitante fue reclamar airadamente un penal, mientras los hinchas mantenían la incertidumbre en el ambiente.

El árbitro uruguayo Gustavo Tejera no dudó en detener el juego y, tras ser rodeado por los jugadores paraguayos, decidió acudir al VAR para analizar la acción. Las imágenes mostraron claramente el contacto del jugador peruano con el balón utilizando su mano.

Sin embargo, tras unos minutos de tensa espera, Tejera determinó que no había motivo para sancionar penal y argumentó que Advíncula había sido previamente desestabilizado por un rival, lo que influyó en el desvío involuntario del balón con su brazo. 

Con la decisión tomada, llegó el final del encuentro y Boca se llevó la victoria por 1 a 0, pero el fallo arbitral marcó la jornada y desató debates sobre la interpretación de las reglas del juego.