Los casos por los que está siendo investigado Santoro son los del ex directivo de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) Gonzalo Brusa Dovat y el empresario dueño de la petrolera OPS, Mario Cifuentes. Además, Ramos Padilla le trabó al periodista un embargo por 3 millones de pesos. Y mantuvo el embargo sobre D'Alessio por 10 millones de pesos.
Ramos Padilla procesó al periodista de Clarín por los delitos de coacción y extorsión -este último en grado de tentativa- en perjuicio del ejecutivo de PDVSA Brusa Dovat y del empresario Cifuentes. En ambos casos lo consideró partícipe necesario. El magistrado lo embargó por 3 millones de pesos y le ordenó reglas de conducta. A la par, le dictó la falta de mérito -por ahora- en lo que hace a su participación en la asociación ilícita, a la espera de que lleguen al juzgado los expedientes de diversas causas que acreditarían las otras imputaciones que recaen sobre Santoro. Por ejemplo, su rol en los casos GNL y Porcaro.
Según su resolución -de 258 fojas-, no es descabellado que en el futuro la situación judicial de Santoro sea aún peor. Eso no implica que vaya a perder su libertad, ya que el juez de Dolores no aplica la doctrina de Bonadio. Lo que se desprende del escrito es que por el caudal probatorio que se expone, se ampliará el procesamiento.
Es que para Ramos Padilla, “se encuentra acreditada la coacción de la que fue víctima el ex directivo de PDVSA Gonzalo Brusa Dovat, y la extorsión que sufrió el empresario y titular de la empresa OPS Mario Cifuentes y que para llevar adelante dichas acciones se requirió de la participación de Daniel Santoro”.
Se trata dos casos paradigmáticos que tuvieron al editor de Clarín como partícipe de la maniobra: en el primer esquema, Santoro actuó mediante un reportaje a la víctima en el restaurant Sarkis de la que participó D’Alessio y que fue publicada en el matutino porteño; mientras que en el segundo, lo hizo a través del programa Animales Sueltos, donde era panelista.
El caso Brusa Dovat, en el que el objetivo de la banda de espionaje y extorsiones era “ablandar” al ejecutivo de PDVSA para luego trasladarlo a declarar frente al fiscal Stornelli, derivó en mensajes de WhatsApp cruzados entre los integrantes de la organización criminal.
“En esas conversaciones, hasta se le hace conocer a Daniel Santoro ‘los aportes’ que realiza Ricardo Bogoliuk, a quien D´Alessio en comunicación con el periodista identifica como su ‘director de operaciones’”, dice el texto judicial. Bogoliuk, ex policía y ex AFI, está detenido en el marco de este expediente. Stornelli fue declarado en rebeldía luego de esquivar su indagatoria.
En el caso de Cifuentes, Ramos Padilla explicó: “D’Alessio, con anticipación de unas horas, le refería al dueño de esa firma OPS que ese día debía ver a Daniel Santoro en el programa ‘Animales Sueltos’, al tiempo que le exigía el pago de un millón doscientos mil dólares y le señalaba que si no pagaba esa suma, ese mismo periodista al que ‘los jueces le tenían más miedo que al Consejo de la Magistratura’ -en propias palabras de D’Alessio- habría de publicar en el diario de mayor tirada del país una nota que lo perjudicaría, como efectivamente ocurrió”.
El día que D’Alessio le dijo a Cifuentes que sintonice el programa que se emite por el canal América, desde la mesa de Animales Sueltos que conduce Alejandro Fantino Santoro estaba hablando del Lava Jato y un tríplex que se le adjudicaba a Lula Da Silva y en lugar mencionar a la constructora brasileña OAS cambió una letra e hizo referencia a OPS, curiosamente, la firma de Cifuentes. Lo hizo en más de una ocasión.
Por estos dos hechos, Ramos Padilla procesó a Santoro. Y dejó abierta la posibilidad de ampliar esa decisión.