Según Ámbito.com, la medida de fuerza paraliza Buenos Aires, ya que se sumaron a la protesta todos los sindicatos del transporte y no hay colectivos, subtes, trenes, taxis ni aviones. Según estimaciones del Gobierno, la huelga genera al país una pérdida de más de $ 28.824 millones.

Más allá de los autos particulares que transitan por la Ciudad, las calles porteñas están vacías de transporte público. No funcionan los colectivos, subtes ni trenes. Tampoco hay casi taxis, y solo se ven remises y conductores de Uber.

En tanto, Desde el ministerio de Transporte calcularon que el paro afecta a más de 71.000 pasajeros de vuelos nacionales e internacionales. La medida de fuerza tuvo acatamiento en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, no así en de El Palomar.

"Es inaceptable que los gremios aeronáuticos afecten la operación de las líneas aéreas y sus pasajeros sin entender que cada uno de ellos contribuye diariamente al desarrollo de esta industria, creando nuevas fuentes de trabajo, invirtiendo en infraestructura, tecnología y capacitando a su personal con los más altos estándares internacionales." dijo Felipe Baravalle, Director Ejecutivo de JURCA, la Cámara que nuclea a las aerolíneas.

Debido a la adhesión de los sindicatos del transporte, no habrá recolección de residuos, recarga de cajeros automáticos en los bancos ni abastecimiento de combustibles en las estaciones de servicio. Además, no habrá clases en las escuelas de la Provincia de Buenos Aires, debido a que se sumó a la huelga el Frente de Unidad Docente Bonaerense (FUDB).

El paro es acompañado por cortes y movilizaciones encabezados por agrupaciones de izquierda y movimientos sociales que se concentraron a primera hora en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, para luego marchar hacia el centro porteño.

El paro nacional de la CGT se lleva a cabo luego de que fracasaran distintas negociación con el Gobierno. Al explicar la decisión de hacer la huelga, Héctor Daer, uno de tres secretarios generales de la central sindical, dijo en rueda de prensa que "los datos económicos que afectan a los sectores vulnerables de la sociedad son cada vez más angustiantes".

Esta es la tercera huelga de la CGT contra las políticas de Mauricio Macri desde que el jefe de Estado asumió el Gobierno en diciembre de 2015. Sin embargo, desde la Casa Rosada apuntan a retomar el diálogo con la central sindical, o por lo menos con el sector dialoguista de la cúpula gremial.

Uno de los dirigentes que impulsó la medida, el secretario adjunto del gremio de camioneros, Pablo Moyano, quien junto con su padre vive una "batalla" con el Gobierno, anticipó el sábado que "va a ser un paro total".

Juan Carlos Schmid, otro de los jefes de la CGT, vaticinó en declaraciones radiales que la huelga será "la más importante de los últimos ocho años" y pronosticó una etapa de "mayor conflictividad" si el Gobierno no corrige el rumbo económico.

En tanto, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca dijo al canal de televisión Todo Noticias (TN) que "el paro no sirve para nada porque no soluciona los problemas de los argentinos" e instó a la CGT a "retomar el diálogo".

La medida tuvo el apoyo explícito del sector de la Iglesia católica argentina que tiene mejor relación con el papa Francisco. Monseñor Jorge Lugones, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (Cepas) y amigo del papa, dijo el viernes que "la huelga es una herramienta que propone la doctrina social de la Iglesia cuando se dan situaciones de injusticias sociales" y sostuvo que en Argentina "hace falta sensibilidad social".

En este sentido, la CGT consideró que el crédito de 50.000 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordó entregarle a principios de junio al país representa "un ajuste (económico) muy importante para los meses venideros".

Fuente: Ámbito.com