"Que se inicie una tregua de Pascua, pero no para volver a cargar las armas y reanudar el combate. No. Una tregua para lograr la paz a través de verdaderas negociaciones", indicó el Sumo Pontífice.

En su homilía, el jefe de la Iglesia Católica denunció la "locura de la guerra" en un "mundo violento y herido" y lamentó el uso de la violencia al recordar el martirio de Jesús de Nazaret: "Cuando se usa la violencia ya no se sabe nada de Dios, que es Padre, ni tampoco de los demás, que son hermanos".

"Se nos olvida porqué estamos en el mundo y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo. Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos", remarcó.

El rito del Domingo de Ramos, que conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén y abre la Semana Santa, arrancó con la procesión de las palmas en la plaza de San Pedro del Vaticano y ante miles de personas, lo que no ocurría desde 2019 por la pandemia.

Francisco, bendijo las palmas desde un altar en la puerta de la basílica y no desde el obelisco en el centro de la plaza, como en años anteriores, y tampoco siguió en la procesión con fieles y el clero debido a un dolor que lo aqueja en la rodilla desde hace un tiempo.

De hecho leyó su homilía sentado y ni siquiera se lo vio caminar, ya que un automóvil lo llevó directamente al altar que había sido instalado a los pies de la basílica.